Jairo Buitrago es un escritor e ilustrador colombiano de literatura infantil. Además de su labor literaria, se ha interesado también por la investigación en cinematografía y dicta constantemente talleres de escritura e ilustración. Empezó a publicar libros infantiles en el año 2006, con su primer título El señor L.fante, y fue el ganador del XI Concurso de Álbum Ilustrado, en el 2007. A partir de esto, en los últimos años ha escrito más de 20 libros infantiles en coautoría con ilustradores colombianos y extranjeros, y ha sido galardonado con varios premios de literatura infantil.
En sus libros se destacan varios temas como la relación de los niños y niñas con la imaginación, la diferencia y los conflictos sociales, sin caer en los clichés que son tan comunes en el género. Jairo Buitrago es un autor que no pierde de vista la doble narrativa del libro-álbum, por lo que, en el trabajo conjunto con sus ilustradores y a veces en libros ilustrados por él mismo, da cuenta de universos y personajes que viven conflictos reales. Este autor crea historias que no están en función de fines moralizantes o educativos, por lo que lo literario se privilegia y sus libros terminan siendo muy atractivos para niños y niñas.
Su relación con la literatura infantil, el libro-álbum y Colombia son algunos de los temas que conversé con Jairo Buitrago en una entrevista hecha por medio electrónico el 24 de mayo del 2016 y que se presenta a continuación.
¿Por qué decidió escribir para niños? ¿Cómo surge su relación con la literatura infantil?
No decidí, las historias llegaron. Pienso que es complicado "decidir" ser escritor para niños. Los que lo hacen intencionalmente muchas veces se dejan llevar por entusiasmos pasajeros o sentimientos pedagógicos bienintencionados. Lo noto cuando lo leo. En cambio, pienso que muchos autores para niños que admiro escriben libremente sin esos lastres de la vida adulta, al tiempo que no ocultan sus referentes (que obviamente son adultos) en su obra.
¿Por qué escribir dentro del género libro-álbum?
Me gustan las imágenes, la narración secuencial. Lo primero que escribí y me publicaron fue sobre cine. El álbum es lo mejor en muchos sentidos, combina perfectamente lo que quiero. Se trata de hacer una película corta, donde existe el reto de crear un mundo propio, con personajes creíbles, en pocas páginas. Pero siento al mismo tiempo que el álbum se ha vuelto repetitivo, inunda el mercado con temas intrascendentes. Yo tampoco quiero repetirme ni buscar fórmulas o finales sorpresivos, me alejo del álbum y sus endebles leyes. Ahora escribo novelas históricas, guiones para cómic y libros para bebés, pero no me alejo obviamente de las ilustraciones.
En su caso particular, ¿qué elementos tiene en cuenta a la hora de elegir a los ilustradores para sus libros?
Que me gusten. Que tengan un estilo diáfano, pero que tengan principalmente un discurso propio más allá de la técnica. Con el tiempo me vuelvo más exigente, aunque no sé si eso sea bueno. Siquiera nunca he trabajado con un ilustrador impuesto por razones comerciales o éxito editorial.
¿Para usted cuál es el propósito que tiene o debe tener la literatura infantil?
No lo sé, no me lo planteo en esos términos. Supongo que tiene la misma razón de ser de cualquier otra expresión literaria, como la poesía. Me gusta que exista la poesía, como me gusta que existan los libros bonitos en la infancia. Cuanto veo una película de Bresson, dejo que mi emotividad prime sobre la reflexión intelectual: me dejo llevar por el asombro.
¿Cree que los libros para niños deban ser usados como un instrumento pedagógico?
¿Pueden ayudar a un niño? Supongo y eso viene con el libro, pero la intención principal es literaria. Ese propósito es inevitable, dado que el espacio del aula es idóneo para los libros y la discusión. Al pensar que tenemos una responsabilidad en la formación lectora de los más pequeños, no me molesta que usen mis libros para "explicar" algún tema o como material de terapia, pero eso viene después, con las vivencias de cada quien y su experiencia personal... así pienso que se puede modificar la relación con un libro. Eso lo saben mejor los maestros, cuando transmiten alguna de mis historias y la usan en casos específicos. Lo que pasa es que es algo que nunca me planteo, porque nunca he asumido un proyecto con intenciones puramente pedagógicas.
¿Cuáles considera que son las diferencias fundamentales entre escribir para niños y escribir para adultos?
Los intereses de un público. Los intereses de los niños son diferentes a los de los adultos. Sin caer en estereotipos, digo que son cosas que tienen que ver con lo más sensorial y emotivo, los miedos, lo inverosímil, lo absurdo, lo que llamamos en resumidas cuentas lo fantástico. Esto no minimiza la capacidad de comprensión de un niño, pero la estructura de la historia debe ser clara y no debe tener mayor espacio para formas literarias complejas. Los niños pueden conocerlas y acaso disfrutarlas, no digo que no, pero a un bebé o a una mamá que leen juntos no les importa que están leyendo un Haikú. La falta de experiencia lectora es fundamental, por eso son vitales las imágenes. La empatía con la infancia es vital, los cánones y las formas no transmiten nada si no tienes empatía con tus lectores. Conozco, eso sí, autores para niños que no soportan a los niños o que nunca se han sentado a comer o a platicar con un pequeño. Eso se nota en su trabajo.
¿Cree que hay temas que deben predominar en la literatura infantil?
No debe haber temas impuestos, pero existen y hacen parte de proyectos editoriales que buscan nichos en los lectores más jóvenes. La literatura infantil es libre, debe ser libre, pero debe tener sentido común. Muchos proyectos comerciales no los tienen. Los lectores aman a los autores que tienen obras profundas y originales y los niños también.
¿Cómo es su proceso creativo?, ¿qué “inspira” sus historias?
Es complejo, no podría explicarlo tan fácilmente, pero siempre me lo preguntan los niños (aunque sospecho que los profesores les dicen que lo hagan). A mí me gusta pensar que mi bagaje de lecturas y de cine han forjado mis historias. Pienso en mis personajes como sacados del Free Cinema: son personas del común, como lo que me rodea a diario. Mi proceso creativo lo explico en los talleres que doy, y nos toma varios días, porque él génesis y desarrollo de cada obra es diferente.
¿Qué tanto contacto tiene con niños y niñas a la hora de escribir?
Si te refieres a que, antes de publicar un libro, les doy a leer mi obra a los niños o les preguntó su opinión, te respondo que no actúo de esa forma. Eso lo hago con los editores. El contacto con los niños viene después y es continuo. En una feria, un escritor colombiano con el que compartía mesa en una charla dijo que sus mejores lectores (y jueces de su obra supongo) eran sus hijas pequeñas. Obviamente no le creí, porque deben ser muy indulgentes con su papá. Además me pareció una cursilería.
¿Cómo ve la situación lectora de la niñez en Colombia?
No lo sé, generalmente tengo contactos con niños que han leído mi obra, de manera que no podría dar una opinión concisa en términos más globales.
En sus libros, yo destaco algunos que tienen relación con la realidad histórica colombiana ¿Por qué decide escribir este tipo de libros?
Porque es mi realidad. No puedo desligarme así como así, pero ya no los veo como estrictamente colombianos: Camino a casa tiene varias ediciones en Chile, Argentina, Brasil... Y en cada país lo ven como una historia local; Eloísa y los Bichosestá editado en Brasil, España, Corea, Japón ¿Lo ven como un libro sobre la realidad colombiana?, lo dudo mucho; Un diamante en el fondo de la tierra trata sobre el exilio en Chile, el tema es Chileno pero ocurre en algún lugar de Europa; Los irlandeses —la que es mi primera novela histórica y que acabo de terminar— dista mucho de ser un tratado o un tema de interés local, aunque posea el trasfondo de la guerra de independencia en Colombia.
En el contexto de un eventual posconflicto, ¿qué papel cree que pueden tener los libros para niños? ¿Va a escribir al respecto?
Ya he publicado el primero sobre este tema: Gabriela camina mucho un libro álbum que se está distribuyendo gratuitamente con el proyecto Leer es mi cuento del Ministerio de Educación. Y tengo otro proyecto titulado Retrato de niños con bayonetas, sobre el reclutamiento de menores en la Guerra de los Mil Días. Supongo que ese libro verá la luz este año.
¿Cuál es su autor favorito de literatura infantil? ¿Cuál es su libro favorito para niños?
No tengo un autor favorito. Puedo nombrar a Tommie Di Paola, Julia Donaldson, Sara Bertrand, Jon Arno Lawson...; e ilustradores como Daniel Blanco, Diego Biachi, Sidney Smith, Juan Mayorga, Adriana Benitez, Paloma Valdivia, Fermín Solís, Gusti, Rebecca Cobb... Estamos en un momento privilegiado. Mi álbum favorito es Un León en París de Beatrice Alemagna.
Diana Manuela Pardo Caicedo
Pijao Editores