Escritor, periodista y editor. Fundador y director de los talleres literarios “Juan Rulfo” y “Octavio Paz”. Premio Nacional de Cuento “Ciudad de Barrancabermeja”, 2000, y ganador del “Concurso de Cuento Corto”, 2002, organizado por Editorial Planeta y “El Espectador” de Bogotá. Es miembro del Club Rotario Internacional, y del PEN de Escritores de Colombia.
Escribe desde los 15 años cuando ganó el “Primer Concurso literario juvenil” (1958), organizado por la Universidad de Nariño. Estudió Ingeniería en Bogotá y se especializó en Administración de Empresas en México. Fue directivo del SENA en Colombia y gerente de varias empresas multinacionales en el exterior. Asesor de Cinterfor (OIT), en Buenos Aires y en Ginebra, Suiza; y Asesor de la UNESCO en París, La Habana y México, país en el que vivió durante veinte años y en donde fue alumno de Juan Rulfo y Octavio Paz.
Entre sus libros destacan El baúl de Mercedes Saluzo (Novela); Sabrina y La gitana Iselda (Cuentos); Páginas al viento (Ensayos); Los Ojos del Recuerdo, Nuevas Voces de fin de siglo, Desnuda soledad, y Furia del tiempo (Poesía).
Promueve desde 2010 el Método de Escritura Polifónica, MEP, y ha escrito, junto a otros autores hispanoamericanos, cuatro libros polifónicos: Búsquedas y encuentros; (poemas a seis voces), Dados circulares, Un año después (relatos a seis voces), y Oricto, el conejo sabio (cuentos infantiles).
El saber-hacer de Juan Revelo
Por Carlos Vásquez Zawadzki
Un nuevo libro de cuentos del escritor colombiano Juan Revelo –un excelente volumen de relatos escritos en los últimos treinta años–, viene a aportar significativa y literariamente a nuestra República de las Letras. En efecto, Sabrina y otros cuentos abraza tres décadas de estética y paciente elaboración narrativa: Sabrina, fechado en Buenos Aires, verano 1971 y El sueño, en La Habana, marzo 1976; a su vez, Nóisuli, Italia, marzo 1996, El baúl, Premio Nacional Ciudad de Barrancabermeja en el año 2000, y El túnel escrito en Bogotá, agosto 2008. En este lapso de tiempo, Revelo resuelve de manera específica –como diría Giardinelli–, la relación entre cada una de las historias contadas y las formas de narrar, tanto en la construcción de narradores como en el manejo témporo – espacial o diégesis, según lo denominan los narratólogos.
Encontramos en este volumen, pocas historias con narradores tradicionales, en la perspectiva del canon establecido por Maupassant. En su conjunto, de Sabrina a El atleta (del relato final, al primero), Juan Revelo aborda al narrador omnisciente, como lo proponía Flaubert desde la concepción discursiva-narrativa de su Madame Bovary, (...), y como lo explicita su discípulo Mario Vargas Llosa: “La invención primera que lleva a cabo el autor es siempre el narrador, sea éste un narrador impersonal que narra desde una tercera persona o un narrador-personaje, implicado en la acción, que relata desde un yo. Este personaje es siempre el más delicado de crear, pues de la oportunidad con que este maestro de ceremonias salga o entre en la historia; del lugar y momento en el que se coloque para narrar; del nivel de realidad que elija para referir un episodio; de los datos que ofrezca u oculte, y del tiempo que dedique a cada persona, hecho, sitio, dependerá exclusivamente la verdad o la mentira; la riqueza o pobreza de lo que cuente. El narrador no es nunca el autor porque éste es un hombre libre y aquél se mueve dentro de las reglas y límites que éste le fija”.
Juan Revelo, decimos, construye para la mayoría de las historias aquí publicadas, narradores y nuevas formas de contar esas historias. De Borges a Rulfo (para la prosa) y de Aurelio Arturo a Octavio Paz (para la poesía), a cuya memoria dedica este volumen de cuentos, pero en presencia-ausencia de un Alejo Carpentier, Juan Revelo elabora una perspectiva contemporánea y moderna, un saber-hacer distinto al orden canónico establecido desde la segunda mitad del siglo XIX (aún vigente en muchos escritores latinoamericanos), y un orden narrativo-discursivo con otro significado. Aquí en Sabrina, descubrimos narradores cuyas estrategias narrativas, re-significan o re-imaginan o re-inventan desde la perspectiva del relato, temporalidades en las que se cuentan las historias. ¡Todo un arte de contar!
Samperio en Para dar en el blanco, tensión en el cuento moderno, propone la noción de tensión, tomada de un E. A. Poe. Un juego discursivo entre dos hilos narrativos: la historia “visible” y la historia “escondida”: la primera en forma de línea de distracción; la segunda, la línea no vista, no distinguida, la oculta, “la línea del designio, será la definitoria del final dentro de la tensión”. Y añade: “La tensión se sostiene ocultando la línea dramática definitoria (hecho narrado) del cuento; para ello, se utilizan recursos narrativos a los que he denominado distractores, que son parte indispensable de la elaboración de la tensión”. Por otra parte afirma: “La tensión se sustenta y transcurre en el tiempo”.
En esta perspectiva, y podríamos afirmarlo, de manera estética, Juan Revelo, elabora, confecciona (como un tejido de conflictos, situaciones, personajes y narradores con sus voces y dicciones), una tipología paradigmática de relatos. A saber, entre otros de excelente factura estética: Nóisuli, Los alpinistas, Llamada al amanecer, El volcán, Jaque mate, El baúl y Sabrina (cuento que presta su nombre al volumen); ello, en cuanto al manejo del lado visible del cuento y la historia oculta del mismo.
(...) El y los narradores –en procesos de tensión y suspenso, para dar en el blanco de los lectores– secuencian las historias en un juego, bien de contrapunto, bien de alternancia entre lo visible y lo oculto, en espiral. Así ocurre en El atleta y En la esquina, dos breves historias que aparecen en las primeras páginas del libro. En la primera, el corredor que alcanza al atleta es su misma muerte quien lo golpea en el pecho con una guadaña; en la segunda, contada en primera persona, el narrador se desdobla para decir un “de pronto, entre el tumulto”, un hombre, el mismo narrador, es herido y cae para yacer inerme, abandonado, y cierra su historia con: “No sé si mañana estaré muerto”.
Así, Los alpinistas y Nóisuli; Sabrina y Llamada al amanecer; El volcán, El baúl y En la esquina, y los demás cuentos que integran este libro, en verdad inolvidable. En treinta años de oficio cuentístico, Juan Revelo construye desde un sólido saber - hacer creativo, experimental y preciso, como el relojero del que hablara Gabriel García Márquez, una obra magnífica que constituye un aporte importante en el campo de las letras en Colombia e Iberoamérica.
Cartagena de Indias. Mayo de 2010