El ensayo tiene sus principios obligatorios. Decir algo, primero que todo con cla-ridad. Decir con fidelidad con lo que se cree, con argumentos sustentables, sin temores; con respeto y con énfasis, pero sin exageración. No hacer concesiones para que al expositor lo quieran o lo admiren. La apropiada ilación, la lectura como un viaje que se desliza a través de la lógica. No ceder a la tentación de parecer más inteligente que el lector. No descalificar a las personas, sino que las referencias deberán hacerse a los hechos, las actuaciones, los argumentos o las propuestas. Seriedad, con medida, pero acompañada de elegancia; y no hay contradicción si se le añade, además, sencillez. Aderezar, en cuanto a ello se al-cance, con humor, eso sí, humano y benigno. Fuera eufemismos, que confunden al lector; igual prescindir de ironías; nada de sarcasmos que más demeritan al autor que a su víctima.
Luis Guillermo Giraldo Hurtado cumple a cabalidad con sus principios. Ensayos Mínimos es un texto profundo que le permite al lector sumergirse por las páginas de la historia y la filosofía para comprender desde su pensamiento, el caótico mundo contemporáneo.