Revista Pijao
La semilla del conflicto está en la infancia
La semilla del conflicto está en la infancia

Por Carlos Garfella

El País (Es)

La semilla del conflicto está en la infancia “en la de todos”, porque vivir es angustioso y “al mismo tiempo muy divertido”, apuntilla el escritor aragonés Miguel Serrano Larraz (Zaragoza, 1977), que ha publicado el libro de relatos Réplica (Candaya) tras el éxito de Autopsia, ganador del Premio Estado Crítico de Novela 2015. Con Réplica, Serrano vuelve al relato, “mi género favorito”, asegura, para diseccionar a personajes que deambulan entre la incomprensión de la vida, la angustia y problemas de identidad sexual. La mayoría de ellos viven en su ciudad natal, de la que el autor se sirve como granero de personajes y vivencias ficticias que esconden mucha realidad.

“El tema central es la identidad narrada desde muchos puntos de vista: sexual, familiar o incluso nacional. La realidad es incomprensible por completo, al menos para mí. En verdad, escribo relatos para aclarar mis ideas”, dice Serrano. “No sé cuál es mi mundo, que en general es extrañísimo, cómo la infancia: foco del conflicto de todos que aparece como flashes, sin personajes definidos, como en sueños”, añade.

“En aquella época yo sonreía mucho, así que es posible que sí tuviera alguna culpa, por mi optimismo vacío, sospechoso”, reflexiona uno de los personajes de los doce relatos que conforman Réplica. “Es una frase ambigua pero cierta. Una vez, un cajero de un supermercado me dijo que no sonriera tanto porque eso me hacía parecer sospechoso. La amabilidad a veces inspira desconfianza. La gente cambia su forma ser para aparentar quien realmente no es, algo muy triste”, dice Serrano. En el relato Oxitocina, otro personaje dice: “Pasé revista a mi vida y me sorprendí de haber sido, no hace muchos años, otra persona”. “¿Y quién no ha pensado eso alguna vez? A mí me pasa: hay veces que me releo y pienso: ¿quién escribió esto? En ocasiones me desespero y en otras creo que la idea era buena”, dice el autor.

Al joven escritor aragonés le han comparado con Roberto Bolaño. “Me siento cómodo con esa comparación. Si lo hicieran con Paulo Coelho, entonces me preocuparía”, dice el también autor de tres poemarios. El estilo literario del autor chileno está muy presente en su estilo. “Bolaño edificó mi literatura. Borges y Cortázar fueron los narradores de mi infancia”, explica.

Uno de los personajes de sus relatos, también llamado Miguel, es un escritor tímido y enemigo del protagonismo que ha escrito una novela de parodia que nadie entiende. Huye de las entrevistas y de los actos de presentación en librerías. “En toda ficción siempre hay mucha realidad autobiográfica”, afirma Serrano, también tímido, de respuesta escueta exhalada desde un hilo de voz a veces casi imperceptible. Otro personaje del relato Réplica, que le da nombre al libro y el más autobiográfico según el novelista, vive en una realidad que no es la suya. Por momentos, su vida está condicionada a la apariencia que refleja frente a los demás. Le confunden con Enrique Bunbury, cantante del grupo Héroes del Silencio. Le adoran, le paran por la calle, hasta una chica se desmaya en medio de una discoteca ante la presencia aparente de su héroe musical. “Durante un tiempo a mí me confundieron con él, la escena de una joven revolcándose por 'mí' en una discoteca es real”, explica.

Serrano descarta “por el momento” dedicarse plenamente a la literatura. El también traductor, de hecho, todavía no se reconoce a sí mismo como “escritor profesional” a pesar de que su primer éxito literario, Autopsia, haya vendido alrededor de 10.000 ejemplares. “Si quieres ser profesional vas a tener que escribir siempre, aunque no tengas ganas. Eso me parece desolador. Los profesionales dirán lo que quieran, pero no me creo que siempre escriban lo que les venga en gana”.


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