Revista Pijao
7 novelas negras, un ensayo conspiranoico y un cómic para la Feria del Libro
7 novelas negras, un ensayo conspiranoico y un cómic para la Feria del Libro

Por Juan Carlos Galindo

Especial para El País (ES)

Es probable que muchos de ustedes hayan estado ya en la Feria del Libro de Madrid, pero para quienes todavía no hayan ido, para quienes quieren repetir o simplemente para aquellos que allá donde estén quieren leer un buen libro de género negro, aquí van mis recomendaciones sobre las novedades de los últimos meses. Ya saben los habituales: hay muchas que no están y que seguro lo merecen, otras serán mejores que las que propongo aquí, pero me ciño a lo que he leído, a lo que conozco, a lo que modestamente puedo prescribir.

Desde una primera novela que ha roto los moldes del subgénero del country noir a algún clásico contemporáneo, pasando por precuelas de grandes héroes, ensayos y hasta un cómic, el menú es de lo más suculento. Pasen y lean.

La chica de Kyushu, Seicho Matsumoto (Libros del Asteroide, traducción de Marina Bornas). La historia de una chica que busca justicia para su hermano, condenado a muerte, sirve al maestro japonés para poner encima de la mesa las desigualdades de su sociedad y trazar, con precisión milimétrica, un argumento impecable. Bien por la apuesta de esta pequeña editorial que ya publicó la magnífica El expreso de Tokio.

El enemigo, Lee Child, (RBA, traducción de V.M. García de Isusi) . La precuela que explica los orígenes de Jack Reacher, uno de nuestros antihéroes preferidos. Me gusta Reacher porque es adicto a la cafeína; porque tiene 10 leyes de lo más macarra, 10 malas noticias para sus enemigos; porque tiene su propio código. Pero, sobre todo, porque es una especie de samurái nómada, todo lo contrario de lo que seré yo nunca, y aun así, o precisamente por eso, lo adoro.

Bull Mountain, Brian Panowich (Siruela, traducción de Rubén Martín). Un relato poderoso y oscuro sobre la mafia palurda de EE UU. Una descripción despiadada de la América profunda. Una historia de amor. Una buena novela, una excelente primera novela. Poco más se puede decir de este libro, una de las sorpresas del año.

La habitación en llamas, Michael Connelly (ADN, traducción de Javier Guerrero). Una nueva historia de Harry Bosch escrita con el mismo pulso de siempre pero con más madurez, un tono más crepuscular, como si el bueno de Connelly hubiera envejecido junto al personaje. Se trata desde la primera página de un procedimental perfecto que, además, ahonda en las fracturas de la sociedad estadounidense. Un libro que deja la sensación de que Connelly podría escribir otros 20 y nos tendría por aquí esperando.

La asamblea de los muertos, Tomás Bárbulo (Salamandra). Un grupo de macarras buscan dar el golpe de su vida en Marruecos, excusa perfecta para que el autor nos haga un complejo retrato del grupo y, de paso, nos meta en una red que va creciendo sin que nos demos cuenta. Cuando el relato estalla en algo incluso más grande, Bárbulo parece estar todavía más cómodo, no pierde el ritmo, la ironía, la fuerza narrativa. Una road movie, una de espías, un excelente debut literario.

Las tierras arrasadas, Emiliano Monge, (Literatura Random House). Historia de pesadilla en la que un osado autor se la juega con bello ejercicio de estilo. Una novela sobre la verdadera masacre del siglo XXI, pero también sobre lo que las personas tenemos dentro, sobre el amor, los anhelos y la impotencia cuando ves que tus sueños se evaporan. El plan lo remata un sobrecogedor retrato del México de frontera, un homenaje al mejor Cormac McCarthy. Es finalista de la Semana Negra en un año con muy buenas novelas. Sería un lujo que fuera la ganadora.

Alack Sinner, Muñoz y Samayo (Salamandra Graphic). Sinner es un personaje tan tópico como imprescindible. Un tipo que recorre las historietas de este excelente volumen publicado por Salamandra. Un detective con su toque clásico, algo pendenciero, atractivo. Amante del jazz y de la justicia, gracias a Sinner recorremos el EE UU de las décadas que van de los setenta hasta el 11-s, visitamos sus cloacas de policías fascistas y racismo, disfrutamos del mejor jazz y sufrimos con los efectos devastadores de las drogas y la falta de esperanza.

Recursos inhumanos, Pierre Lemaitre (Alfagura, traducción de Juan Carlos Durán). Hace poco, mientras participaba en Conde Duque en un coloquio sobre este libro, me di cuenta de lo que había sido capaz de hacer Lemaitre: crear una gran novela sobre los efectos de la crisis y hacerlo en formato thriller, cogiendo al lector por las solapas, tomando curvas narrativas complicadas y acertadas. Una nueva muestra de quién es el que manda en el género en el país vecino.

Teoría de la conspiración, Javier García Sánchez (Navona). Cuando uno lee en la solapa del libro los presupuestos de los que parte el autor para analizar el asesinato de JFK no sabe si pensar que está ante un loco, un iluminado o un inconsciente. Luego, a medida que avanzas, descubres que este relato excesivo de lo que ocurrió aquellos días de 1963 y sus efectos en los años siguientes es mucho, pero que mucho más que un alarde de fanfarronería.

Me dejo el nuevo de Tana French (por falta de tiempo, pero lo espero con ganas.Ya saben, adoro a la dama irlandesa de la novela negra); el último de Jo Nesbo y nuestro amado Harry Hole o la emocionante novela sobre el ISIS que Daniel Silva ha publicado en Harper Collins. Todos ellos irán en un post con lecturas para verano. Mientras, lean y disfruten. Vive le noir!


Más notas de Reseñas