Revista Pijao
24 periodistas analizan su oficio en ‘Cada mesa, un Vietnam’
24 periodistas analizan su oficio en ‘Cada mesa, un Vietnam’

Por Marta Fernández

De la guerra nunca se vuelve igual. Javier Espinosa, Mónica G. Prieto y Ricard García Vilanova llevan años compartiendo frentes. Se han reunido en Madrid para presentar Cada mesa, un Vietnam. Un libro de periodistas y sobre periodismo. Un cúmulo de experiencias convertido en manual. A veces, de supervivencia. En sus páginas, veinticuatro profesionales reflexionan sobre su trabajo. Del periodismo deportivo a la crónica, de la columna a la entrevista, de la crítica al reporterismo de guerra. Da igual cuál sea su trinchera -una real o una sala de prensa- a todos les une algo: el afán de contar, de ser los ojos de los lectores, de convertir las historias de la vida real en letra.

Javier, Mónica y Ricard conocen pocas mesas y muchos tipos de Vietnam. Lo explican en sus textos y en la presentación en La Central del Reina Sofía. “Lo primero que tienes que aprender es que no eres inmortal”, dice Javier Espinosa “aunque a mí me llevó diez años. Aprendes cometiendo estupideces”. De esas estupideces habla en este libro. Lo que no se debe hacer nunca: cruzar el frente, buscar la línea de fuego para decir luego que se ha llegado el primero. “Hay un tipo de periodista que se lo plantea como un maratón, periodistas turistas que no se sabe qué aportan. Cuéntame una buena historia”. Ese es siempre el objetivo. Y para eso hay que salir a la calle, mirar, escuchar, hasta oler. “Vayamos sobre el terreno y gastemos suela” añade Mónica G. Prieto.

Ricard García Vilanova ha aprendido que el secreto está en hacerse invisible. “Lo bueno es cuando los que están allí se olvidan de que eres periodista”. Él lo ha conseguido en lugares tan complicados como Afganistán, Siria, Haití o Libia. A pesar de la experiencia, cuenta que un freelance no puede vivir en España de su trabajo. No quiere que se llamen a engaño los jóvenes lectores que le escuchan con el sueño de seguir sus pasos.

Pero Cada mesa, un Vietnam no es solo un libro de periodismo de guerra. Es un libro sobre el oficio del artesano o como dice en el prólogo Enric González, responsable de la edición, de relojeros. De aquellos que saben cómo hay que ajustar los engranajes para que las manecillas funcionen pero que no nos van a abrumar con grandes teorías físicas sobre la naturaleza del tiempo. La lección es otra. Los veinticuatro periodistas que aquí escriben comparten con el lector eso que han aprendido durante años escuchando, preguntando, aporreando los teclados o garabateando cuadernos.

“El periodismo empieza y termina en la calle” escribía en su texto el maestro Miguel Ángel Bastenier. No llegó a ver publicado este libro de tapas rojas y mensajes directos. Este manual de artesanos de la palabra que llevan décadas contando historias o la Historia con mayúscula, explicando el mundo o haciéndose preguntas sobre su naturaleza.

Si de la guerra no se vuelve igual, tampoco se sale igual de la lectura de este libro, que quizá no es un libro sino el ojo de una cerradura que nos deja ver cómo los mejores periodistas han convertido sus mesas en trincheras.

 

Con información del diario El País (ES)


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