Por El Espectador
La sueca Selma Lagerlöf fue la primera mujer que ganó el Premio Nobel de Literatura (1909). Su vida estuvo marcada por la palabra, ese misterio en el que encontró sentidos y significados, ese respaldo mediante el cual una vez recibió una carta de Nelly Sachs, una alemana que en 1969 también recibiría el Nobel de Literatura.
En esa primera carta, Sachs le escribió inspirada por la admiración que le causó La saga de Gösta Berling. A partir de entonces, las poetas iniciaron un vínculo epistolar. Nunca se vieron en persona.
En el verano de 1939 una amiga de Sachs fue a Suecia a pedirle a Lagerlöf que redactara un salvo conducto de modo que Sachs y su madre (de orígenes judíos) lograran salvarse del nazismo. En 1940 lograron llegar a Estocolmo. Sin embargo, en marzo falleció Lagerlöf y no alcanzó a saber si pudo ayudar a su amiga de las letras.
Esta historia, según lo narra El País de España, la recordaría gratamente Sachs en el discurso que leyó al recibir el Premio Nobel.