Revista Pijao
José Navia: el narrador de las batallas
José Navia: el narrador de las batallas

Por Sara Zuluaga García

El Espectador

A pocos días del ciclo literario del Encuentro, José Navia comparte sus referentes e ideas respecto a la forma contemporánea en que hace periodismo, y su mirada frente a lo que significa acercarse a una narración respetuosa y sincera de la guerra.

¿Cuál cree que es el aporte de un encuentro literario que tiene como tema del año Literatura después de la guerra?

El encuentro, en sí mismo, es una posibilidad de confluencia, de reflexión y de intercambio entre personas que desde la literatura y el periodismo vivimos el conflicto directa o indirectamente y hemos recogido en nuestras narraciones algunos de sus fragmentos.

¿Por qué los medios le dedican casi o más tiempo a noticias de la farándula que a las relacionadas con temas que a todos nos afectan? ¿Será hora de repensar el oficio?

Hay una distancia grande entre los postulados del periodismo y la agenda de los medios. En la actualidad, la agenda de los medios se rige por las leyes del mercado, pues a diferencia de antes, que eran casas periodísticas, ahora los medios son empresas periodísticas que venden información de consumo masivo, elaborada con un bajo costo de producción. Y, lamentablemente, tienen más lectores las noticias de ciertos hechos livianos, que los temas trascendentales para el país.

¿Cuáles considera que son los clichés de la crónica?

Se tiende a pensar que hacer crónica es simplemente escribir bonito, que la palabra es el fin, cuando en realidad es el medio.

¿Considera que la crónica contemporánea sí ha logrado explicarle al lector el conflicto del país?

Los cronistas hemos contado apenas minúsculos fragmentos del conflicto que ha vivido el país. Y tienda a agravarse, porque cada vez es más notoria la ausencia de los reporteros de medios nacionales en las zonas lejanas o aisladas, que es donde, generalmente se ha sufrido el conflicto; y se sigue sufriendo, pues hasta ahora se ha desmovilizado uno (el más antiguo y con mayor poder de fuego) de los actores ilegales de la guerra.

¿Cuáles son sus referentes?

Cuando estudiaba periodismo cayó en mis manos  Fama y oscuridad, de Gay Talese. Ese fue mi primer referente. Y sigue siéndolo. Creo que le siguió México insurgente, de John Reed. Pero los cronistas no solo tenemos referentes del oficio: Juan Rulfo, por ejemplo, es fabuloso, además me conecta con mi infancia campesina en una vereda del Cauca.  De todos se aprende un poco. Hace un tiempo, siendo jurado de un concurso de crónicas para colegiales, organizado por Andiarios, leí relatos maravillosos de niños que me recordaron aquello que decía Luis Tejada acerca de “hallar lo maravilloso en lo cotidiano” y que a veces los adultos ya no vemos.


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