Revista Pijao
Jaime Jaramillo Escobar, el nadaísta desnudo
Jaime Jaramillo Escobar, el nadaísta desnudo

Por Daniel Grajales T

Especial para la Revista Arcadia

Es un sábado cualquiera en la mañana y en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín resuena poesía en boca del maestro Jaime Jaramillo Escobar (Pueblorrico, Antioquia, 25 de mayo de 1932).

“Vine por dos años y medio consecutivos, pero conseguí un trabajo que era los sábados y no había podido volver. Ahora que volví, porque tengo un nuevo empleo, el maestro estaba leyendo esa obra. Fue muy emocionante la casualidad”, dice Maira Londoño. Se refiere al poema de Juan Gelman, Lamento por el sapo de Stanley Hook, que el maestro estaba leyendo cuando ella entró.

Es normal que los alumnos de Jaime se vayan y vuelvan, “Todos venimos hace un tiempo, por algunos motivos nos alejamos”, dice su compañera Patricia, quien se despide de hombres mayores de 50 años que se van “a trabajar”, antes de que termine la clase.

Todos van y vienen, incluso los poemas de Jaime, quien cree que su archivo de miles de poemas tiene que releerse como un ejercicio de memoria, pero también de estados de ánimo, de sentimientos y seres humanos. “Los poemas que tengo seleccionados los releo constantemente, como un vicio, porque esos poemas siempre están vivos, cada vez me dicen algo nuevo. Por eso es bueno tener un archivo de poesía, porque ahí se encierra la vida. Antes las señoras decían ‘tiene su corazoncito’, y es verdad: estos poemas conmueven, emocionan, enseñan, así sean tristes alegran la vida por la belleza de la escritura, del pensamiento, la novedad de sus formas, todo lo que tienen como poesía. Yo vivo con un archivo de poemas, y mejor que eso no creo que haya nada para mí, porque no necesito más, porque con un archivo seleccionado de toda la vida, lo tengo todo. La novela también, pero tiene 400 o 500 páginas. El poema, en cambio, te dice en una página lo que la novela te dice en todas esas hojas”, dice el poeta, quien acaba de celebrar sus 85 años.

Mientras habla, Jaramillo Escobar guarda en su maleta las fotocopias de una docena de poemas que entrega a sus alumnos como guías de un camino: “Cada uno define lo que es bueno para sí, pero hay cosas que la crítica, los comentarios y varias generaciones han considerado perdurable. Entonces uno vive con esos poemas, que ayudan a vivir y resuelven, en pocas palabras, problemas que uno no ha podido solucionar”.

Jaime Jaramillo Escobar, conocido desde el movimiento Nadaísta como X-504 –pseudónimo que viene de los tres primeros números de su cédula de ciudadanía– habló conmigo de poesía, sentimientos y juventud.

¿Cómo se siente en este momento de su carrera, con décadas de experiencia y la consolidación de su taller de poesía?

Igual que siempre. Yo no veo una diferencia con respecto a cuando empecé porque siempre hay que estar estudiando, mirando otras cosas, reflexionando, viviendo. Hoy estoy igual que cuando tenía 15 o 16 años porque no he pasado de ahí, no he pasado de los 20. Es que de tener 20 años no me canso porque uno está muy vivo, interesado en todas las cosas, tiene mucha curiosidad, encuentra mucha riqueza en todo, con una intensidad de vida fuerte.

¿Entonces la que se ha hecho mayor es su poesía?

Sí, la poesía mía ha ayudado mucho, porque uno está viendo siempre las cosas en todas las formas posibles, eso agrada, cuando estás vivo puedes considerar la vida.

¿Todavía hace poesía desnudo?

Sí, yo siempre me mantengo desnudo, porque es la naturalidad. Además, para crear está uno sin impedimentos, sin nada que le impida tomar el aire, el universo. Ahora: todo depende del tiempo, que es variable. La ropa es un disfraz, usted está ahí disfrazado, de bluyines, zapatos, gorra y grabadora. Yo estoy disfrazado de lo mismo de cada día.

¿Por qué les enfatiza a sus alumnos que los sentimientos son fundamentales en la poesía?

En un tiempo se encontraba mucha buena poesía. Hoy en día es muy difícil encontrar un poema nuevo que valga la pena guardar. La poesía cambió y ya no tiene sentimiento. Y si no hay sentimiento, ya no hay poesía, hay solo escritura. El sentimiento es lo que nos distingue de otras especies de la naturaleza. Por eso la poesía nos define como seres humanos, porque es el sentimiento humano lo que está allí palpitando con intensidad, pero con una belleza literaria que enriquece la percepción de las cosas, que se vuelve tan importante. Sin ella la vida no tendría sentido.

¿Cómo ha cambiado la poesía en este siglo?

El tiempo cambia, cambia la forma de ser y de pensar de la gente. Todo se va modificando. La poesía hasta el siglo pasado tuvo un carácter, unas formas y unos contenidos que ha perdido recientemente por los cambios en la sociedad. Sin embargo, siempre hay algo que le queda faltando. Cuando existía la rima y la métrica, la poesía era canción, ahora no es canción, sino prosa fragmentada.

¿Qué ha cambiado entonces en el taller de poesía de la Biblioteca Pública Piloto?

El taller ya lleva 32 años. Ha cambiado porque si no hubiéramos cambiado hubiéramos desaparecido. Nosotros, los que participamos en él, también hemos cambiado. La particularidad de este grupo es que hay algunos que han continuado desde el comienzo hasta hoy. Iniciaron en el año 85 del siglo pasado y todavía vienen, cada semana. Es posible que sea un caso muy notable, porque es mucho tiempo para existir cada ocho días en una reunión. El señor Verano Brisas fue uno de los fundadores del grupo, y todavía hay muchos de esa época. Alguno de los compañeros ha dicho algo que me gusta mucho y reafirma la intención que yo tuve y lo que he pensado: “En este taller no se enseña nada, pero se aprende mucho”. Otra frase que nos guía es una de Oscar Wilde, quien dice que “nada de lo que se puede aprender por medio de la enseñanza vale la pena de ser aprendido”, porque es algo que ya existe. Lo interesante es encontrar nuevas maneras de ver, de expresar, es estar variando con el mundo, y no quedarse estancado en un tiempo lejano. Nosotros basamos en esa idea nuestro método: que se aprenda sin tener la sensación de que le enseñaron, sino que uno aprendió. Lo que hacemos es un descubrimiento semanal de la poesía a través de diversos autores y diversos temas, para que no sea monótono. Eso es lo que ha hecho de este taller una enseñanza indirecta.

¿Cómo ve la relación de Antioquia y de Medellín con la poesía?

La poesía ha sido muy importante en Medellín y también en los pueblos antioqueños. No tengo una explicación de ese fenómeno, pero en otras partes no se nota eso. En Antioquia hay como un espíritu muy inquisidor, pero también muy interesado en dilucidar todo tipo de cosas. Aquí hay un interés por las artes. He vivido en muchos departamentos del país y sólo en Antioquia veo esa riqueza. En Bogotá tal vez fue así en otra época. Ahora no sé cómo está, pero en Antioquia las cosas tienen una vida muy propia. Puede que tenga que ver con el clima, por eso se hace muy viva. En otros lugares las cosas pueden permanecer estáticas por mucho tiempo. Aquí no: todo cambia, evoluciona, se transforma, se mira de otro modo. Hay un interés de todo el mundo por los asuntos de la vida, nadie se conforma con nada, todo el tiempo se están buscando cosas.

¿Publicará pronto un nuevo libro?

Es posible que sí, eso depende más de los editores. Estoy preparando algo, pero esas cosas no se hacen de afán. La poesía surge o no surge. Hay que esperar. Cuando aparece se hace y se deja un tiempo guardada antes de publicarla, para estar seguro. Y si llega el momento en el que uno cree que se puede publicar, tal vez interese. Afán no tengo. Tema, tampoco, porque cada poema es independiente, único, individual, no se relaciona con nada.


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