Revista Pijao
El animal punk que sobrevivió con Bjork
El animal punk que sobrevivió con Bjork

Por Lucila Rolon   Foto Juan Manuel Foglia.

Clarín (Ar)

En 1978, un adolescente más en el mundo flashea cuando conoce a Ziggy Stardust, el poderoso alter ego de David Bowie que les canta a los niños del espacio. El chico vive donde nació, en Islandia. Se llama Sigurjón e inmediatamente recorta su nombre y se presenta ante todos como Sjon. Forma una banda punk junto a sus amigos, entre los que está la cantante Bjork. Ella tiene 16 años; él, 19. The Sugarcubes sacude esa isla de osos blancos y campos de lava en los 80. Sjon no toca pero recita en los shows bajo el nombre de Johnny Triumphs. Componen juntos. Se hacen inseparables. "Él es mi amigo del alma punk", dijo Bjork durante la presentación de su novela Maravillas del Crepúsculo en los Estados Unidos, en 2013.

Poesías, canciones y cuentos para chicos también ha publicado Sjon desde su juventud hasta transformarse en una de las plumas más importantes de Islandia. Por primera vez llegó a Buenos Aires, en el marco de las actividades de la novena edición del festival literario Filba. Está sentado en el lobby de un pequeño hotel donde recibió a Clarín. Tiene 55 años; su pelito rojo, tan prolijamente recortado como su bigote, lo separa del chico que se disfrazaba en las performances de Medusa, el primer y único movimiento surrealista de Islandia (que él fundó). Sonríe y se mira las manos: "Realmente creíamos en la posibilidad de transformar el mundo. No era una ilusión, era lo que hacíamos", cuenta. Vuelve a hacer silencio, junta las manos en un gesto de rezo y dice: "Todavía creo que las pequeñas cosas, como las canciones o un verso, pueden hacer mejores a las personas".

-¿Qué es el surrealismo hoy?

-No lo sé, pero sus herramientas siguen disponibles para quien las necesite. La creatividad importa, una canción importa. Son contribuciones para que las sociedades seamos mejores. Cuando éramos chicos nos decían que habíamos llegado tarde a la revolución punk en Islandia, por suerte, no hicimos caso. Yo sigo atado a eso.

-Retomar sucesos y personajes de la historia de Islandia que fueron relegados y ubicarlos en un lugar central de su literatura es bastante punk…

-Es otra manera de rebelarse contra lo impuesto como “lo que debería ser”, ninguna autoridad debe regir nuestras mentes. Cuando escribo, trato de poner las voces silenciadas en primer plano. Lo importante, para mí, son sus historias en el marco de lo que esté sucediendo a su alrededor. Por ejemplo, la epidemia de gripe española durante nuestra independencia, que no fue muy contada por nosotros, es el ambiente en el que sobrevive el adolescente de El chico que nunca existió.

-Se dijo gran lector de Borges y de otros autores argentinos.

-Buenos Aires es una de las más poderosas casas de la literatura mundial. Todos deberían leer literatura argentina del siglo XX. Para mí este es un lugar sagrado. Borges, Cortázar y tantos más. De hecho, estoy muy contento porque hace muy poquito conocí a otro autor y me volvió loco: Ricardo Piglia. ¡Cuánta imaginación! ¡Cuánto coraje!

-¿Qué experimentó al leerlo?

-Estoy asombrado, sus textos son piezas maestras por la ingeniería de su escritura y por su asombrosa imaginación. Es un gran descubrimiento para mí, una revelación. El tipo no tiene ningún pudor en que aparezcan cosas extrañas en sus historias. También me gusta mucho Alejandra Pizarnik. Había leído algún poema suyo pero el año pasado encontré una selección de su obra en inglés y quedé atrapado. Además, sé que acá hay una fuerte ola de jóvenes escritores muy talentosos; espero poder leerlos en inglés. Siempre tengo que esperar las traducciones en inglés, a veces, demasiado tiempo.

-Hay quienes dicen que Pizarnik y Cortázar son lecturas para principiantes. ¿Qué opina?

-Bueno... Tengo 55 años y leerlos me sacude como si tuviera 15.

-En los 90, escribió las letras para las canciones de Bjork como Isobel y Bachelorette y para la banda de sonido de Bailarina en la Oscuridad, la película de Lars Von Tier. ¿Qué piensa de quienes sostienen que son artistas difíciles de abordar?

-¡Tienen razón y así debe ser! Cuando venís de la contracultura no querés ser fácil, no querés entretener a la gente. Cada libro te enseña cómo ser leído. Bjork hace lo mismo con sus canciones. Siempre estamos planeando cosas juntos. Empezamos siendo amigos pero alcanzamos un nivel de fraternidad maravilloso. Fuimos animales punks que sobrevivieron. Eso te une para siempre. Bjork es una de las mujeres más inspiradoras de nuestros tiempos y es el tiempo de las mujeres. Ahora estoy escuchando a las pioneras de la música electrónica, y bandas de chicas norteamericanas de los 60. Asombrosas, todas de 16, 17 años. Cantan su realidad, siempre escondida en la historia. Tal vez escriba algo de eso alguna vez.

-En 2001 casi gana un Oscar la canción I've seen it all; al final se lo llevó Bob Dylan. El año pasado, Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura y todavía hay polémica. ¿Qué opina?

-Siempre escuché a Dylan. Era un surrealista para mí. Su look, su forma de encarar el arte. Los premios son premios. Él trabaja con palabras que terminan siendo canciones. A mí, lo que me gusta de esto, es que le dieron el premio a alguien que usa sus palabras oralmente. No son escritas para ser leídas. Así que, en algún momento podrían dárselo a alguien que ni siquiera escriba, a un contador de historias, de aquí para allá.

-David Bowie lo inspiró desde la adolescencia. El mundo entero se conmovió cuando falleció en 2016. ¿Qué pasa cuando se muere un artista así?

-¿Qué puedo decir? La semana pasada, un poeta islandés muy amado por mí falleció. Todavía estoy conmovido… Sigurdur Pálsson, un escritor enorme. Durante 25 años, merendamos cada martes a las cinco de la tarde, siempre en la misma mesa del mismo lugar… Ellos han vivido en este mundo y nos han abierto sus almas para dejarnos ver sus fuegos internos. Bowie dejó una obra maestra de su propio final. Mi amigo completó su antología antes de partir. De algún modo, podemos decir que la poesía nunca muere, solo sigue de largo.

En Filba

Sábado 30. Maneras de recorrer la ciudad y de escribir sobre ella. Sjon con Diana Bellessi, Teresa Cremisi, Ignacio Martínez de PIsón, Roberto Merino. En la Biblioteca Nacional, Agüero 2502. Gratis.

Domingo 1°, 18.30. La canción como texto. Sjon con Julieta Venegas y Pablo Schanton. Biblioteca Nacional, Agüero 2502. Gratis


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